No puede ser, se me escapó, se fue con un suspiro apagando mi razón... y ahora ya no creo en nada.
La busco aquí en la habitación, su ropa en el armario conserva aún su olor apuntalando mi nostalgia.
Oigo su voz aunque no está... sigo tratando de aceptar que me falta el ruido, sus pasos por la casa... Siempre su ruido, su risa recorriendo los pasillos, la vida se me antoja eterna, no me siento capaz de ser feliz si ella no está.
Donde quiera que estés...